jueves, 8 de octubre de 2009

Hiperbóreo

La fatalidad del ser, la muerte y la vida como unidad,
que sentido adquieren los imperativos sociales
en medio de esta nada que es todo lo que retengo
del concierto diario de impresiones que me rodean,
si el dolor más intenso comparte el mismo destierro
con la alegría más osada, si las vidas que recorro son hiperbóreas
y unos se sostienen mientras otros devoran y son devorados,
como conciliar esta sed de vida con su inevitable desenlace.
Aquí yazgo ya sin fuerzas a la deriva de esta corriente demencial
que confunde a los cuerpos en una danza macabra
de gemidos y estertores, de apetitos en pugna y de mísero amor
que no sobrevive al tiempo...
Y sin embargo amo, amo hasta morir, una muerte generosa,
no la pérfida y fétida, una muerte que nos una,
que colapse la existencia tosca y determinista,
que interrumpa el dictamen del cuerpo objeto y nos libere,
donde la vida sea tu cuerpo y en tu cuerpo morir.

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