No sirvo, disto,
no espero, no muero ni vivo,
muero siempre
después que me arrasa tu crepúsculo,
tu imperiosa carne en fuga irremediable,
la vida que mueres cada día,
sí, la nada, la nada cada segundo que no retengo,
y sí, todo no importa, porque,
de que sirve un recuerdo,
una desamparado instante mnémico,
una magra evocación condenada al olvido,
al ocaso amargo del tiempo fugitivo,
y todo es al fin recuerdo,
materia y sustancia inaprensible,
espuria invocación
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario